Formas efectivas para manejar el estrés y la ansiedad para Latinas, cómo decir que no.

Por Monica Guerrero Vazquez (Centro SOL), Ashely Woods (Global Refuge) 

En el artículo de septiembre empezamos la serie “5 consejos cómo actuar ante el estrés y la ansiedad para Latinos”. En estos últimos meses hemos explorado juntas cada consejo. Y hoy, quiero explorar contigo uno de esos consejos: cómo poner límites.  

Poner límites significa expresar de forma efectiva nuestras necesidades y deseos. Vivimos bajo una presión constante, el trabajo, la comunidad y las expectativas familiares pueden afectarnos mucho, generando estrés y ansiedad. Una de las formas más efectivas de manejar estas emociones es estableciendo límites saludables. Los límites nos permiten cuidar nuestra identidad como personas. Es importante reconocer que la forma en que fijamos esos límites puede variar dependiendo de nuestra cultura. En este sentido, es importante saber quiénes somos y respetar las diferencias culturales en cuanto a límites es clave para tener una salud mental más estable. 

Primero lo primero: Cómo influyen las culturas en la manera de poner límites 

Las creencias y tradiciones culturales influyen en cómo establecemos límites, especialmente en cuanto a espacio personal y equilibrio entre trabajo y descanso. Por ejemplo, en muchas culturas latinoamericanas, el descanso se ve como tiempo en familia o con amigos, mientras que en Estados Unidos se percibe como un momento personal para recargar energías y ser más productivo. Esto puede generar incomodidad al adaptarse a las costumbres de otro país. 

Las tres formas que te van a ayudar a poner límites, es decir, expresar de forma efectiva nuestras necesidades y deseos son: 

Forma 1. Aceptar quién somos para poner límites personales 

Establecer límites saludables comienza con aceptar quiénes somos, ya que cada persona tiene valores, personalidad y necesidades diferentes. Los límites deben ser auténticos, no lo que otros esperan de nosotros, para evitar agotarnos emocionalmente. Aceptar nuestra identidad es clave para crear límites efectivos. Por ejemplo, si alguien valora pasar tiempo con su familia, debe reconocer su derecho a decir “no” cuando el entorno laboral o social lo presiona. Conocernos a nosotros mismos es fundamental para actuar de forma auténtica y proteger nuestra salud mental, evitando que las presiones externas nos dominen. 

Forma 2. Los límites también deben evolucionar 

Has oído aquello de: has cambiado. Cambiar es normal ya que somos seres en constante evolución. A medida que vamos creciendo y viviendo nuevas experiencias, nuestra identidad cambia. Lo que antes funcionaba como límite puede dejar de serlo con el tiempo. Las creencias, las relaciones y las distintas fases de la vida influyen en cómo nos sentimos y qué necesitamos. Lo que en un momento dado nos parecía un límite adecuado puede que ya no lo sea cuando cambian nuestras circunstancias. 

Por ejemplo, una persona que en su juventud disfrutaba de una agenda social llena de actividades, con el tiempo puede necesitar más tiempo para descansar o estar a solas. Las experiencias vividas, como mudarse a otro país o convertirse en padre o madre, pueden hacer que reevaluemos nuestras necesidades para cuidar de nuestra salud mental. Por eso, es fundamental revisar nuestros límites constantemente. Lo que antes funcionaba puede que ya no lo haga, por lo que hay que estar dispuestos a ajustar nuestros límites según lo que estemos viviendo. 

Forma 3. Respetar los límites de los demás 

Fijar límites no solo es defender los propios, sino también respetar los de los demás. Vivimos en una sociedad interconectada, y nuestras relaciones dependen de respetar los espacios y las necesidades de otras personas. Aprender a respetar los límites ajenos mejora nuestra calidad de vida y fortalece nuestras relaciones. 

Cuando respetamos los límites de los demás, no solo mostramos empatía, sino que también creamos un entorno más saludable. Esto ayuda a evitar el agotamiento emocional y a reducir la ansiedad social, ya que todos sienten que sus necesidades son tomadas en cuenta y respetadas. 

En resumen, poner límites es una herramienta fundamental para manejar el estrés y la ansiedad, ayudándonos a expresar de forma efectiva nuestras necesidades y deseos. La cultura tiene un gran impacto en cómo establecemos esos límites, y es importante aceptar nuestra identidad y nuestras necesidades personales para definir qué límites necesitamos. A medida que nuestra identidad cambia, debemos revisar y ajustar nuestros límites, teniendo en cuenta las nuevas circunstancias y prioridades. Además, recordar que los límites son una calle de doble sentido: respetar los límites de los demás es tan importante como defender los propios. Si adoptamos un enfoque consciente sobre la fijación de límites, podemos mejorar nuestra salud mental y vivir de una forma más equilibrada y plena. 

Este artículo ha sido publicado en Mundo Latino Newspaper y copias impresas del mes de enero 2025 (pagina 24-25). Fortalece tu Bienestar es una campaña de Centro SOL para acabar con el estigma sobre la salud mental y la depresión.  

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